El terrorismo se enfrenta y combate con decisión

De los recuerdos que deben perdurar de la gestión por concluir del mandatario Donald Trump es la de incluir recientemente a Cuba en la lista de los países que apoyan el terrorismo. Clave adoptar esa decisión en tanto esa situación constituye un hecho incontrovertible, como también lo es la actual presencia en esa isla de los terroristas jefes del ELN que huyen de la justicia colombiana, se esconden en la Habana, refugio ayer, hoy y seguro mañana de los más sanguinarios terroristas.

El país del norte, en su largo historial democrático, tiene total claridad que con los terroristas no se negocia, por el contrario las fuerzas del orden les combaten con rigor y profesionalismo. En Colombia, en cambio, nuestra reciente historia da cuenta de la entrega que hizo el expresidente Juan Manuel Santos, pese al rechazo de su Paz por el pueblo colombiano, así les concedió toda clase de privilegios, prebendas, curules y hasta el momento, transcurridos ya cuatro años de su firma, brilla por su completa ausencia la justicia, pues prima la impunidad; la reparación incumplida por completo, y la no repetición la responde el actuar de las denominadas “disidencias” de quienes integraban el grupo insurgente firmante de esa paz.

El negativo balance demuestra que una paz negociada con toda esa clase de beneficios termina afectando a las víctimas y desde luego a nuestro propio país. No se conoce hoy un argumento que refute esa contundente conclusión que, debe primar ahora que soplan disque vientos para que se reinicie un proceso de negociación con los subversivos terroristas del ELN. Ese es sin lugar a dudas el propósito que anima, a los apátridas congresistas que la suscriben pertenecientes a los partidos Polo Democrático, Colombia Humana, Alianza Verde, Farc y otros alternativos. (Se publica Carta).

No extraña jamás que la carta dirigida al señor Presidente de la República la encabece Iván Cepeda Castro, quien siempre esta pronto en señalar, en tutelar y enjuiciar, pretendiendo que no le digan nada por su proximidad y cercanía con esa clase de individuos que tanto daño le han causado al país. Le siguen en orden de firmas Ángela María Robledo, Guillermo García Realpe, Jorge Londoño, Germán Navas Talero, María José Pizarro, Luis Alban Urbano, Wilmer Leal, Griselda Lobo, Wilson Arias, Roosvelt Rodríguez, Jairo Reinaldo Cala León, Fredy Muñoz, Julián Gallo Cubillos, Neyla Ruiz Correa, Aida Avella, Abel David Jaramillo, Carlos Carreño, Antonio Sanguino y Victoria Sanguino.

Siete de los firmantes pertenecen al nuevo movimiento de las FARC, quienes por principios éticos y morales deben comprender y entender que se encuentran impedidos e inhabilitados para suscribirla; a los otros no les es ajena su simpatía y cordialidad con los movimientos que otrora en el pasado le causaron tanto daño al país y ahora al pedir ese diálogo quieren descarrilar aún más nuestra dolida Patria. Se echa de menos y sería interesante saber porque el senador Gustavo Petro no les acompaña.

Leer la argumentación que esgrimen como aquella que se retomen “las conversaciones de paz para continuar buscando el fin del conflicto armado” es la confesión que el conflicto no ha cesado. Por supuesto, que no lo ha sido y el común de las gentes, con su más elemental sentido, saben de sobra que los brazaletes otrora de las subversivas FARC, se cambiaron por los brazaletes del ELN. Cuando estos congresistas, a quienes poco les duele su país, destacan como fundamento de su petición el rol cumplido por Cuba en el apoyo a los procesos de Paz de Colombia, olvidan olímpicamente que desde la isla en la época del dictador terrorista Fidel Castro, la consigna fue exportar su sangrienta revolución. Ahí se encuentran los orígenes de esa guerrilla subversiva que albergó tanto cura revolucionario y hoy tiene también otros sacerdotes simpatizantes.

Un somero repaso del prontuario del grupo terrorista del ELN demuestra que ellos solo conocen de voladuras al oleoducto, con lo cual se convierten en los primeros depredadores del medio ambiente, registran records en secuestro y extorsión, delitos claros de lesa humanidad.

De actos terroristas ni se diga. Baste recordar el macabro y dantesco acto criminal perpetrado contra una escuela de formación de oficiales de policía como fue el aleve ataque con bomba contra la Escuela General Santander, cuya autoría la confirmaron y tiene en fuga a los terroristas Nicolás Rodríguez Bautista, ‘Gabino’; Eliécer Erlington Chamorro Acosta, ‘Antonio García’, y Gustavo Aníbal Giraldo, ‘Pablito’ e Israel Ramírez Pineda, más conocido por sus alias de ‘Pablo Beltrán’.

No puede olvidarse que este grupo terrorista ha recurrido a la práctica de homicidios selectivos contra funcionarios locales, líderes sociales, maestros y candidatos, así como contra personas acusadas por las guerrillas de pertenecer a la red de informantes del Estado o de colaborar con los grupos paramilitares, así como el haber perpetrado la masacre de Machuca en Segovia Antioquia, en la que 84 civiles, dentro de los que había mujeres y niños, fallecieron como consecuencia de la voladura ´dantesca de un oleoducto que aún causa tremendo impacto.

El gobierno nacional destinatario de la misiva tiene una magnífica oportunidad para darles puntual y categórica respuesta. Es un magnifico momento para anunciarles que serán perseguidos y dados de baja en forma similar a como lo acaba de expresar el Presidente de los Colombianos frente a las cínicas declaraciones, extraña e ilegalmente difundidas en Twitter y YouTube, del terrorista narcotraficante Iván Márquez, secundado por el desvergonzado alias Jesús Santrich, invitan a revocar al presidente. Será igualmente, inolvidable ocasión para hacerles saber, si así lo decidiese hacer el gobierno colombiano, que ante la negativa de Cuba en entregar los terroristas se les comunica que se romperán relaciones con la Habana. Ya se sabe que hasta la fecha las solicitudes formuladas por el Comisionado de Paz Miguel Ceballos de que entreguen a la Interpol los jefes criminales de esa organización ni respuesta le han merecido.

Una sociedad perdura, mantiene vigencia y presencia cuando actúa haciendo respetar sus principios y valores democráticos, cuando procede con firmeza, respalda y respeta su autoridad y protege a las víctimas del victimario. Una sociedad decae y está llamada a la desgracia cuando a los bandidos y criminales que se dicen subversivos, cuando en realidad son criminales narcotraficantes y delincuentes comunes, se les otorgan concesiones, y es que a no dudarlo lo que pretenden es encontrar en un nuevo proceso de paz un perdón y olvido y unas curules. La paz verdadera jamás se construye con mentiras. Siempre, si se quiere llegar a ella, debe primar la verdad y la justicia. El Estado Colombiano no puede claudicar con un segundo proceso de paz, como el que ya se empieza a insinuar. Colombia nos duele a los colombianos de bien y es hora de que el gobierno actúe con la firmeza y decisión de quienes le elegimos y sin más discursos dilatorios, o le exigen la entrega al gobierno cubano de los terroristas del ELN que allí se ocultan o da un ultimátum de romper relaciones diplomáticas.

Bogotá, D.C enero 16 de 2021

BERNARDO HENAO JARAMILLO
Columnista de opinión

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