Después de elecciones

El pasado domingo tuvo lugar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El evento democrático terminó con sorpresa pues los guarismos y los vaticinios de las casas de apuestas daban por un amplio margen vencedor al santandereano. Empero, de conformidad con los veloces datos emitidos por la Registraduría Nacional, cuya credibilidad está bajo mínimos, Gustavo Petro obtuvo el 50.44% de la votación, alcanzando la victoria. Rodolfo Hernández consiguió el 47.31%. De un total de 22.658.670 votos el primero obtuvo 11.281.002 y el segundo 10.580.399. Una votación bastante alta por cierto. Resultado que si bien, por obvias razones, evitó la amenaza de “un estallido social”, exige serias reflexiones para orientar la redefinición de la trayectoria de las campañas, de las estructuras y de los hábitos políticos. La segunda vuelta electoral deja muchas dudas que no pueden quedar sin aclaración; la lección recibida debe impulsar a la ciudadanía a reforzar sus esfuerzos para construir una verdadera democracia política y social del país. 

El procedimiento electoral dejó conocer sus fortalezas, pero también sus debilidades. Las deficiencias de origen impiden la total transparencia que debe rodear las elecciones. 

Por otra parte, como se dice en el argot taurino, mirando el escenario desde la barrera, observamos que el «viejito» no estuvo a la altura de sus electores, algunas de sus acciones dejan aún más interrogantes sobre su intervención en este debate. Se sabía, por supuesto, que su propuesta de lucha contra la corrupción no contaba con apoyo en ciertos e influyentes círculos, pero un gran número de personas creyó que con él vendría un real cambio, sin embargo ocurrió que, llegado a segunda vuelta electoral, se “desapareció” de la escena dejando a sus seguidores estupefactos, procedió con rapidez a reconocer a su oponente como ganador y pese a las deficiencias observadas y los elementos de fraude denunciados por los escasos testigos designados y que obtuvieron la credencial, así como por los votantes, al parecer, el resultado electoral no lo impugnará. Y según el asesor Ángel Beccassino, publicista de la anterior campaña de Petro, Rodolfo Hernández no tiene ninguna intención de liderar la oposición.    

En ese contexto Colombia ingresa en una dimensión desconocida a la que antecede un extraño disfraz de llamado a la unidad y a la celebración de un acuerdo nacional.  La respuesta no se hizo esperar de parte de los consabidos chupa sangre, burócratas por excelencia, quienes respondieron de inmediato, ignorantes de que el marxismo, al día de hoy trasnochado y con mil fracasos a cuestas, no cambia, no quiere cambiar y los espera con su soga para ahorcarlos. ¿Qué futuro le espera a nuestro país?

Y, por supuesto, los que sí están por completo de fiesta y felices son los narcos, las disidencias de las Farc y desde luego el ELN. Después de conocer los medios utilizados por la campaña del Pacto Histórico para hacerse a la presidencia, quedó claro que la difamación y la calumnia fueron las armas de las que se valió para “quemar” a otros candidatos, que ofreció perdón social a peligrosos delincuentes, lo que trató de negar y, en fin, que hizo suya la frase de que el fin justifica los medios, de donde resulta inconcebible que ciertas fuerzas partidistas y de opinión corran a pedir su parte del pastel con saturada mermelada sin sonrojarse, menos aún, deteniéndose a pensar en la patria. La dignidad es un concepto del que carecen y, ciertamente, hoy por hoy dejada en el olvido.

Al analizar desprevenidamente lo ocurrido en el debate electoral, quizás, se pueda señalar que el “viejo” no estaba preparado para ser presidente y su candidatura nos dejó sin una opción más razonable. Debemos preguntarnos, por la forma en que terminó él su campaña, ¿será que había un acuerdo oculto?

En cuanto a los jóvenes, incomprensible resulta su posición. Bajo el lema de “cambio” que pregonaban no profundizaron en la gravedad del momento o tal vez fue su pereza mental la que les impidió leer, estudiar, informarse sobre lo que estaba pasando y lo que estaba por pasar y finalmente, pasó. A ojos vista estaba que no había “cambio positivo”. Cerebros lavados, como lo explica la neuróloga cubana hoy exiliada Hilda Molina.  

¿Ingenuidad? o simplemente ignorancia, porque la educación al estilo de Fecode deja tanto por desear que terminaron como borregos votando todos por un “cambiazo”. ¿O quizás le vendieron sus almas al diablo por un bono?

Desde luego, no se puede dejar de mencionar al habilidoso expresidente Santos quien en 2014 se acercó a Petro y desde esa época venía con interés en recibir su apoyo para la malograda Paz. Es de suponer que aquél lo hizo exigiéndole el futuro respaldo a su aspiración, pero Iván Duque les venció en el 2018 y se trasladó el compromiso al 2022. Cabe recordar la astucia de Santos para vencer a Oscar Iván Zuluaga en la segunda vuelta de las elecciones del dos mil catorce, de las que siempre quedó en el ambiente el “robo” de las elecciones, por lo que se puede pensar hasta desvirtuarlo, que en igual sentido procedió e instruyó para hacerse ahora con la presidencia a favor de su candidato. El techo reiterado de la votación de Petro era de 8.500 000 votos, por lo que quedan demasiadas dudas de cómo logró sumar, en escasos 15 días, tres millones de votantes. Como diría el escudero Serpa “Mamola”.

El logro fue para el Pacto Histórico y desafortunadamente no creemos que sea más de lo mismo. Será el doble o el triple de lo mismo. Porque un pueblo, a pesar de estar advertido, se dejó engañar vil y tontamente. No le bastó con ver a media Venezuela, más de 7 millones de personas, atravesar este país. Unos se quedaron, otros siguieron su triste viaje. Si eso no los hizo reflexionar, no se ve qué pudiera hacerlo. La estupidez parece ser la constante.

Porque tampoco les fue suficiente enterarse de lo que está ocurriendo en Perú y Chile. Y, de Cuba, acaso saben algo de los más de 60 años de dictadura, del atraso, de la situación de los derechos humanos y libertades individuales en la isla. En fin, ahora solo nos queda la oposición, que desde luego es vital para alcanzar el equilibrio de los poderes públicos e impedir que sean tomados por esa doctrina difusa llamada petrismo.

En una democracia, es la oposición la que ejerce control y pone límites a los desafueros del gobierno. Y presenta alternativas. La estrategia del petrismo es dejar la oposición en cabeza del expresidente Uribe a quien se encargaron durante años de desacreditar. Esperan así restarle fuerza y credibilidad y seguir concentrándose en el antiuribismo como opuesto a sus ideas de «cambio».

En estos momentos difíciles es necesario un movimiento de oposición fuerte, conformado por personas con altos estándares de respeto a los valores y principios.  Que tenga nuevos líderes, ojalá del sector empresarial. Este movimiento debe impulsar la defensa de las instituciones y de la agónica democracia colombiana. La oposición, claro está, no será desenfrenada ni violenta, como la que hicieron quienes alcanzaron el poder. 

En esa oposición es claro que debe jugar destacado papel el partido Conservador, modernizándose, posicionando una nueva derecha con amplio espacio para los jóvenes. O también otros partidos o uno nuevo sin componendas ni lentejismo. La doliente sociedad civil lo reclama. 

Finalizo reconociendo la patriótica y altruista posición del expresidente Álvaro Uribe Vélez al, como demócrata que es, aceptar la invitación que se le hiciera por Petro para dialogar. Pero, cuidado señor Expresidente con las intenciones de su contertulio, recuerde que entre tinieblas está Juan Manuel Santos, no olvide lo sucedido con el diálogo para el proceso de paz y las funestas consecuencias que estamos padeciendo por no haber hecho respetar la voluntad del pueblo Colombiano.

“No niego los derechos de la democracia; pero no me hago ilusiones respecto al uso que se hará de esos derechos mientras escasee la sabiduría y abunde el orgullo.” (Henry F. Amiel). Que Dios nos proteja y nos acompañe.

Bogotá, D.C. junio 25 de 2022 

BERNARDO HENAO JARAMILLO

Columnista de Opinión 

Hastío electoral

Hastío electoral

Mañana, domingo 19 de junio, tendrá lugar en Colombia la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2022.  Hemos esperado este día durante muchos meses, con la expectativa que es natural en estos temas ya que en una elección democrática nunca está garantizado el resultado. Pero, en esta ocasión, hay elementos adicionales que quizás nunca antes experimentamos: extrema ansiedad, agotamiento mental, incredulidad y mucha tristeza por las cosas terribles que han estado sucediendo en nuestro país durante esta campaña que quiérase o no causa un hastío por todo lo vivido. 

Hablando de incredulidad, pese a su edad y su particular forma de hacer política con inmensa austeridad, los colombianos recibimos una enorme sorpresa en la primera vuelta: la altísima votación alcanzada por Rodolfo Hernández, «el viejito», candidato sui géneris que surgió de la alcaldía de Bucaramanga y consiguió en poco tiempo el fervor popular.

Las últimas encuestas nos lo habían advertido pero la emotividad y pasión por otra candidatura encegueció por lo que no estábamos convencidos de que sucedería esta especie de “milagro”. Y sin embargo ocurrió. Desafortunadamente a este milagro se contrapone una verdadera y real desgracia que tiene nombre propio y es Gustavo Petro. Personaje oscuro si los hay, con un tenebroso pasado en el M – 19, guerrilla tan feroz y despiadada como las propias Farc.

El país, quien lo creyera, parece haber olvidado los terribles hechos de violencia que protagonizó esta guerrilla. Violaciones a los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad, secuestros, asesinatos, que por ser de lesa humanidad no prescriben. 

También olvidó que quien hizo parte de un grupo terrorista es responsable por las acciones del mismo aun cuando no haya estado presente. Así las cosas, ¿cómo es que Colombia tiene a Gustavo Petro como candidato presidencial? Es deplorable ver en manifestaciones y protestas las banderas de ese grupo subversivo. Muy incomprensible. Lamentable que la sociedad, con ocasión de procesos transicionales de justicia, en varios casos con exceso de generosidad manteniendo completa impunidad, haya llegado a estos extremos y tenga al frente a un candidato  que durante su campaña cuestionó y señaló a un expresidente  de muchos méritos y destacada trayectoria que hoy por esa insensata persecución está en el banquillo de los acusados. 

Es en verdad absurdo, como probablemente lo será el informe que este 28 de junio debe entregar la Comisión de la Verdad. Se anticipa que los victimarios serán destacados y las FFMM y las víctimas del sector privado cuestionadas y que se extenderán sugerencias similares a propuestas de una constituyente. Confiemos en que el padre De Roux cumpla y no salga ahora, al estilo de las altas Cortes, con un comunicado que hará que el informe final, sea publicado meses después. El plazo es perentorio y fue, como se recuerda, prorrogado en forma discutible y presuntamente ilegal. Lo que ocurre es que en este país hay personajes que parecen tener patente de corso y pueden hacer lo que quieran, aún atropellar la Constitución. Vencido el plazo que es el 28 de junio, habrá dos meses para difundir el informe y anticipo la » diplomacia viajera » para cuestionar en el exterior el pasado de nuestra patria con ese documento muy posiblemente sesgado, como lo dejó saber el Comisionado Carlos Ospina quien por esa razón se vio obligado a renunciar.

Pero la historia aún no está completa, hace falta decir que, para su campaña, Gustavo Petro se rodeó de un grupo de personas muy cuestionadas, como, por ejemplo, Gustavo Bolívar, presunto financiador de vándalos, Piedad Córdoba, siempre en los límites de la legalidad, Roy Barreras, acusado de corrupción, Armando Benedetti que le apartaron ya de la campaña y otros tantos.

¿Cómo llegamos a algo así? ¿Qué ha estado pasando en este país?

Nuestros jóvenes, entre los cuales tiene Petro muchos simpatizantes, desconocen la historia. Pero no es solo eso. Se han convertido en una nueva especie de loros que repiten sin descanso: » el cambio, el cambio » y no saben nada al respecto, ni de qué cambio se trata, ni si es beneficioso, o sencillamente, posible. No lo saben y parecen no querer saberlo. ¿Qué les ha sucedido?  ¿Podemos responsabilizar a la educación y adoctrinamiento que reciben?

Y es importante también considerar la muy sucia campaña que llevó adelante el candidato de la izquierda radical, que dejó conocer y ofreció a destacados criminales en la Picota su perdón social, para desembocar, al mejor estilo macondiano, en los denominados petrovideos, que nos dejaron aterrados con las estrategias que esta gente puso en marcha. «Quemaron» candidatos, afectando su buen nombre y prestigio e hicieron incontables amenazas con el ánimo de manipular al electorado No se dude que la votación se adelantará bajo amenazas, cosa nunca antes vista. 

Es claro que si bien los dos candidatos, Petro y el «viejito» son de corte populista, se diferencian en que el segundo garantizará elecciones democráticas dentro de 4 años mientras que el primero no. Lo ha manifestado con total desfachatez, como acostumbra, y también su fórmula vicepresidencial, la agresiva Francia Márquez.

Recientemente, en entrevista a Semana, tuvo este mismo candidato el increíble descaro de decir que va a » mirar » si reconoce el resultado de las elecciones. Él, definitiva e incuestionablemente cree estar por encima de la ley. No olvida su pasado criminal y lo intenta justificar con una narrativa explicativa del software e ignora que, en la primera vuelta de la elección presidencial, su silencio significó su aceptación y complacencia con el papel desempeñado por la Registraduría, tan cuestionada en las elecciones legislativas. Está en riesgo la supervivencia de nuestra democracia, por ello hay que votar bien y la mejor sugerencia que se puede hacer es no hacer uso del voto en blanco que, si bien fue demandada su inclusión en el tarjetón, no se decidió con la celeridad que si tuvo el absurdo de obligar a un debate por decisión judicial que a la postre no se cumplió y coloca a uno o quizás a los dos candidatos en completo desacato de la decisión tutelar por completo ilegal.

Bogotá, D.C, junio 18 de 2022 

BERNARDO HENAO JARAMILLO 

Columnista de Opinión  

El voto uribista es decisivo

En los aciagos momentos por los que atraviesa Colombia vale recordar que, tiempo atrás, cuando la justicia se confabuló con personajes de cierta ideología para “eliminar” una voz que certeramente guiaba a una gran mayoría del pueblo colombiano, Álvaro Uribe Vélez repitió “ojo con el 2022”, advertencia premonitoria que ni siquiera imaginablemente nos hizo ver la amenaza que se cernía sobre el futuro de nuestro país, hoy confirmada, entre otros, con los deplorables vídeos conocidos del Pacto Histórico, de los que también pueden inferirse las tácticas usadas por ese grupo para “destruir” el baluarte que la democracia y la libertad tienen en el expresidente Uribe. Él, por supuesto, no sólo ha sido y es una figura política muy importante e influyente de este país, sino que desde antaño representa el muro de contención al socialismo. Pero en el momento presente, en el aquí y ahora, ha estado guardando prudente silencio, un silencio casi total. Sin embargo,  continuamente, por diferentes sectores y medios de comunicación, se habla del señor expresidente. Se le culpa de todo cuanto acontece en el país y se ha dicho que su cercanía a un candidato, cualquiera que este sea, equivaldría a un descenso del mismo en popularidad y aceptación. 

Se ha dicho que fue Uribe el verdadero derrotado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Esto no es posible, sencillamente porque el expresidente ni fue candidato ni participó en ninguna campaña.

Ese panorama permite señalar que en este país mucha de su gente sufre de amnesia y otra de ignorancia, por ello no recuerdan o ignoran los atroces crímenes cometidos por la guerrilla del M-19, en cuyas filas militaba Gustavo Petro, así como de su pésima gestión como Alcalde de Bogotá, a contrapelo del rescate que de Colombia logró el Dr. Uribe en su gobierno, cuando se predicaba que era un país inviable, obteniendo confianza inversionista, aumentando la cobertura estudiantil, brindando seguridad a sus pobladores y particularmente protegiendo la vida  de sus opositores, como la del señor Petro. 

Juan Manuel Santos se comprometió bajo las banderas uribistas a continuar con esa política, pero no sólo traicionó al señor expresidente sino a todo el pueblo colombiano y con su proceso de paz mal concebido e impuesto a pesar del rechazo popular en las urnas sembró la división y la discordia. Ernesto Samper tiene su propia historia, la que en parte reposa en el proceso 8000. Y ambos están ahora con Gustavo Petro aunque el primero, timoratamente, lo niegue, y el segundo, sin ocultarlo, se haya convertido en permanente crítico burlón del candidato Rodolfo Hernández. Ese el cambio que se ofrece por el Pacto Histórico. 

Movimiento que, además, adelanta su campaña rodeado de personas muy cuestionadas como Piedad Córdoba, Gustavo Bolívar, Roy Barreras, Armando Benedetti, la dirigencia de las antiguas Farc (hoy en el Congreso de la República) e Iván Cepeda, el enemigo número uno del expresidente Uribe según sus propias manifestaciones. A ellos se unen otros personajes cuestionables y cuestionados, cercanos al Foro de Sao Paulo. Y qué decir de las promesas populistas que formula Petro cuando ya surgen los incumplimientos como el de su manifiesto de no utilizar “la guerra sucia”. Es el reino del caos con apoyo del narcotráfico en respuesta al llamado perdón social. 

Se ha estado amenazando con incendiar las ciudades en caso de no llegar Petro a la presidencia. La revista Semana ha revelado como destruyeron campañas y «quemaron» candidatos, como aconteció en los casos de Federico Gutiérrez, Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria. Lo ocurrido y acordado con delincuentes en el llamado Pacto de La Picota, que puede incluso tipificar un presunto concierto para delinquir,   está en mora de ser investigado y sancionado por las autoridades. ¿Por qué será que en estos casos la justicia no funciona?

En cuanto al candidato Rodolfo Hernández, quien publicó 20 razones para desmarcarse del expresidente y del Centro Democrático ante el ataque de algunos integrantes del Pacto Histórico para relacionarlo con éstos, es lo cierto que en su trayectoria se le ha visto más afín al petrismo que al uribismo, baste recordar el guiño que en el 2018 le hizo a Petro, como las diferentes manifestaciones a su favor. Quizás, por esa posición, no fue incluido en las mañas y propaganda negra que el Pacto Histórico utilizó para “quemar” a los demás candidatos.

Pero, es una realidad que Hernández no resultará chamuscado si el uribismo le acompaña. Necesita los votos de los ciudadanos que están en el Centro Democrático. Y ese llamado debe hacerlo su jefe natural, no propiamente por respaldo al candidato que les ha ofendido, sino en un solemne grito a todos sus militantes y seguidores para defender la democracia y sus instituciones, haciendo eco de su advertencia “ojo con el 2022”.

Solo la convocatoria del expresidente a los uribistas a defender la democracia y las instituciones le permitirá a Hernández hacerse con el sillón presidencial. Así también lo entiende Gustavo Petro por eso su expresión de que “los uribistas son bienvenidos a su proyecto político”. 

En fin, es mil veces preferible votar por el viejito criticón y excesivamente locuaz, dado que al finalizar su mandato es muy probable que tengamos elecciones, que por un oscuro personaje señalado de cometer crímenes de lesa humanidad y rodeado por un equipo de más que dudosa reputación y con alianzas macabras y peligrosas para el futuro del país.  Su campaña se lleva a cabo sin respeto, sin ética, sin moral, lo cual nos anticipa como podría ser su gobierno. Seguramente dirigido desde la clandestinidad por las fuerzas oscuras a las que prometió  «perdón social”.

“No hay amenaza más peligrosa para la civilización que un gobierno de incompetentes, corruptos u hombres viles. Los peores males que la humanidad haya tenido que soportar fueron infligidos por los malos gobiernos” (Ludwig Heinrich Edler Von Mises) ¿Vamos a permitirlo?

Bogotá. D.C. junio 11 de 2022

BERNARDO HENAO JARAMILLO

Columnista de Opinión 

Tiempos de Populismo

De una manera general puede decirse que el populismo es la tendencia a lo popular siendo lo popular lo que se refiere o pertenece al pueblo. Y el pueblo, como sabemos, es la parte de la población que tiene plenos derechos civiles y políticos. Así las cosas, desde el punto de vista de la política, es el populismo el estilo de gobierno que busca, por sobre todo, agradar al pueblo. Y en el caso de Colombia nos encontramos hoy abocados a 4 años de populismo por cuanto los candidatos ganadores de la primera vuelta de las elecciones son, que duda cabe, populistas avezados.

La llegada de ellos en una lectura sencilla y práctica es la total demostración del fracaso de los actuales partidos políticos en Colombia muchos de los cuales no postularon candidatos por ejemplo los tradicionales partido liberal y conservador. Causa extrañeza que un partido tan sólido y con una estructura tan fuerte como es el Centro Democrático fuera objeto de la animadversión de los movimientos populistas y otras minorías y también lo ha sido su líder y fundador. Pareciera que en pleno siglo XXI lo hubiese afectado la lepra.

Todo esto no presagia nada bueno. Hay que decirlo. Lo que se hace exclusivamente para agradar al pueblo, o a cierta parte del pueblo, tiene grandes posibilidades de no resultar bien. En muchos casos son medidas que no han sido analizadas con detenimiento en cuanto a sus efectos a mediano, largo y aún corto plazo. Solo se piensa en que sean del gusto del pueblo.

Y qué decir de los costos. Eso no parece importar mucho. Hay casos en los que se mencionan cifras que son imposibles de cubrir. Pero también aparece la tendencia contraria, la de economizar, que significa gastar menos, a costa de lo que sea: la cultura, la seguridad, las relaciones internacionales.

El contrasentido que deja como enseñanza la derrota de los otros aspirantes es que se abre paso una mal denominada «venganza» que consistiría en votar contra uno de ellos. Esto significa que poco importan las propuestas y programas y que lo que se quiere es simplemente derrotar en las urnas a la extrema izquierda.

Veamos entonces a nuestros candidatos populistas empezando con Gustavo Petro. Es el candidato de la extrema izquierda aglomerada en el llamado Pacto Histórico. Ha sido tres veces aspirante a la presidencia y en esta tercera ocasión presenta un programa que consiste en un refrito de anteriores propuestas sumadas a una que otra de nuevo cuño. Pero, algunas de esas propuestas de campañas pasadas ya no están en su programa en esta ocasión. El resultado de todo esto es confusión. De manera general las propuestas de Petro no resisten mucho análisis. Pero él insiste en ellas. Citaremos aquí el caso de las pensiones. También las proyectadas expropiaciones, ahora bautizadas democratizaciones.

Pero lo peor de este candidato es, sin ninguna duda, su origen. En entrevista a RCN Televisión recordó que regresaría al mismo de no tener éxito en su aspiración, lo que se entendió como volver a ese nefasto pasado. Todos sabemos que proviene del M- 19. Ahora bien, ¿qué fue el M-19? Una guerrilla urbana de inmensa crueldad. Recordemos la violenta toma del Palacio de Justicia en el año 1985. Pero, hay mucho más. Recientemente Francois Cavard, ciudadano colombiano y francés presentó en España y los Estados Unidos una denuncia que corresponde a la Jurisdicción Universal en contra de Petro, por crímenes de lesa humanidad, de guerra, genocidio y violaciones al derecho internacional humanitario. Se refiere esta denuncia a que Petro perteneció, como es vox pópuli, a la cruel guerrilla M – 19, por lo cual, según la legislación internacional, es responsable por todos los actos criminales cometidos por esta agrupación aunque no haya estado presente en todos ellos.

Gustavo Petro jamás fue amnistiado, sencillamente porque no llenó los formularios requeridos. Esto lo convierte en un criminal impune. Cavard relaciona 40 crímenes, aunque hay muchos más, ampliamente documentados. Este fue el violento y despiadado grupo guerrillero del cual proviene el ahora candidato Petro.

El otro candidato sorprendió por el resultado que obtuvo y se perfila como el próximo presidente de Colombia. Si esto ocurre se convertirá en un fenómeno político de alcance internacional. Se trata del hoy inmensamente popular ingeniero Rodolfo Hernández, cariñosamente apodado «el viejito «.

Es un personaje nuevo en la escena política del país. Fue alcalde de Bucaramanga resultando parcialmente exitoso y en la primera vuelta obtuvo más votos que Federico Gutiérrez de quien se creía que obtendría la segunda mayor votación. Pero fue Hernández, con una campaña más austera de lo que se cree, el que lo consiguió. Informado el 99.99% del resultado del preconteo obtuvo 5.953.209 votos contra 5.058.010 del candidato paisa. Cuenta con un asesor de cabecera como es  Victor López que asesoró a Trump y Bukele. Su fortaleza fue el mensaje virtual a través de la red TikTok

Se muestra de un populismo tan claro que promete donar el sueldo de presidente de la República a los más necesitados. Habría que ver quienes son los más necesitados. Rodolfo Hernández ha anunciado que no asistirá a debates: «para no ser partícipe de dinámicas polarizantes y de odio.» Informó que comunicará sus propuestas en entrevistas y transmisiones en vivo y acusa a Petro y a su entorno de atacarlo e intentar destruirlo. Así no parezca debe moderar su discurso en contra del uribismo, de no hacerlo terminará impulsando el voto en blanco y auto perjudicándose. Su fórmula vicepresidencial es Marelen Castillo, ingeniera industrial, licenciada en biología y química y quien tiene maestría en administración y gestión de empresas. Ha ocupado varios cargos en la Universidad Minuto de Dios. 

En cuanto a la fórmula de Petro, Francia Márquez, es abogada, líder social, feminista y activista medio ambiental. Es un personaje polémico de quien se ha dicho que solo puede quitarle votos a Petro, nunca sumarle. Para empezar, se desató en torno a ella un escándalo cuando se supo que recibía ingreso solidario, el cual claramente no necesitaba pues poseía un restaurante en Cali y tenía en su cuenta bancaria una importante suma a raíz de haber ganado un premio. También resultó estar inscrita en el Sisben y para colmo se expresó en contra de los fondos privados de pensiones y se vino a saber que cotizaba en uno de ellos. Sus metidas de pata en intervenciones son permanentes como lo ocurrido con los ahora famosos huevos supuestamente importados de Alemania. También se mostró públicamente grosera con el expresidente Gaviria, lo que le costó a Petro la adhesión del partido Liberal.

En definitiva, cada país, con la votación que exprese en las urnas, marca su destino. El 19 de junio, cuando se cumpla la obligada cita, se venza la abstención y se destruya esa equivocada invitación a votar en blanco, antes de depositar el voto, vendrá a la memoria la célebre frase del escritor inglés Eric Arthur, más conocido por su seudónimo de George Orwell “Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice”. Por lo tanto, no seremos cómplices de ello y votaremos por quien izó la bandera de su lucha contra la corrupción.

Bogotá, D.C.  junio 4 de 2022

BERNARDO HENAO JARAMILLO

Columnista de Opinión