TRES DÍAS DE DUELO NACIONAL

Por: Italo Pinzón Heredia

La semana que está terminando fue difícil. Fallecieron a consecuencia del terrible Covid 19, dos hombres destacados de la nación: Carlos Holmes Trujillo Garcia, Ministro de defensa del actual gobierno, y Julio Roberto Gómez, sindicalista de carrera que fungía como Presidente de la CGT, muy reconocido y respetado por los trabajadores colombianos. Pero además murieron otros dos mil ciudadanos del común, víctimas de la misma enfermedad.
A la par, nos enteramos que en Buga, Valle, cinco jóvenes que apenas terminaban el colegio, fueron asesinados en una finca: sexta masacre en Colombia en los primeros 30 dias del año, que dejaron un saldo de 20 muertos. También ocurrieron feminicidios, crímenes contra lideres comunales, ataques a miembros de la policía, etc. A nuestro convulsionado país, ni en medio de tan grave crisis de salud, los maleantes le dan tregua.

El presidente Iván Duque, a quien respeto y considero un hombre bien intencionado, conmovido por la pérdida de Carlos Holmes, colaborador y amigo, declaró en su honor y honra tres días de duelo nacional, y lo hizo extensivo a todas las víctimas que hasta la fecha ha dejado el virus. Aunque es una ofrenda usual para este tipo de personajes ilustres,
la medida fue muy mal recibida por varios sectores de la población e interpretada como acomodada, considerando que sólo con la muerte de un personaje de tan alto rango se pensó en los más de 53 mil colombianos que ya perdieron su lucha contra el covid, y aparte, que se olvidó de los cientos que han caído producto de la violencia.

Dejo constancia que tuve un altísimo concepto del Ministro Trujillo. Su hoja de vida era de las mas admirables, contaba con muchas aptitudes personales y profesionales para seguir ocupando un lugar protagónico en la política, y con seguridad hubiera sido integrante del abanico de candidatos a ocupar el podio de Bolivar en el 2024.

Nuestro presidente da la impresión por momentos que estuviera mal asesorado, o quizá, producto de su propia juventud, ha tenido varias salidas en falso en medio la tragedia:

La isla de Providencia, arrasada recientemente por un huracán, tuvo como postal al mandatario de los colombianos paseando con gafas oscuras y en cuatrimoto. Apareció con el aspecto de un turista feliz desplazándose por entre las ruinas y no un gobernante conmovido con la penosa situación.

Más atrás en el tiempo, cuando iniciaba la pandemia, se dejó llevar por la presión mediática y organizó una multimillonaria operación denominada «REGRESO A CASA». Ocurrió en febrero del año pasado, con el propósito de traer 15 colombianos que residían en Wuhan, ciudad china, epicentro del mal. Fue necesaria una enorme travesía aérea para llegar a tan lejano lugar.

En pleno rescate nos sorprendió un joven de nombre Julián Velez, quien rechazó la repatriación declarando: «Si el virus llega a Colombia, será un problema más grave de lo que es ahora en China».
Lo que en el momento pareció un episodio de rebeldía u osadía, acabó siendo una lección de sensatez. Vélez fue un visionario: si bien en China se perdieron miles de vidas, hoy tienen prácticamente erradicado el covid, a diferencia de lo que pasa actualmente en Colombia. En Wuhan oficialmente no se detectan casos desde mayo. “¡Es la ciudad más segura del mundo!” comentó el joven estudiante de 20 años a los medios que lo entrevistaron iniciando el 2021.
El resto de connacionales si regresó a casa, a un costo superior de 5 mil millones de pesos.

Y la más reciente decisión presidencial fue decretar los tres días de duelo, básicamente motivado por la partida de su cercano colaborador, generando fuerte polémica.

Yo los acogí y me solidaricé por la muerte del Ministro, pero también por la de Julio Roberto Gómez y por las otras 53 mil personas que han fallecido a causa del Covid y por los jóvenes de Buga, por los líderes sociales, por los feminicidios, por los policías, y por los cientos de colombianos que han perdido su vida trágicamente en los últimos meses. Porque estoy convencido que ¡La muerte no se puede estratificar!

Conviviendo con tanta desgracia en nuestro territorio, uno quisiera aportar un granito de arena para evitarla, en parte, al fin de cuentas no todo se le puede dejar ni achacar al Presidente y al Estado.

En cuanto a la pandemia, la invitación es la misma que escuchamos todos los días: no bajemos la guardia con las medidas de control: hay un enemigo oculto que nos acecha.

Los invito a denunciar todo comportamiento que atente contra la salud pública, sin miedo: hace 15 días por este mismo medio les informé del acto irresponsable de un Magistrado de la Corte Suprema y un político, quienes pusieron en riesgo toda una pequeña población tolimense (y la respuesta recibida fue la típica colombiana: insultos y amenazas). Qué importa, el objetivo es que ayudemos a salvar vidas, porque el proceso de inmunidad puede ser lento y largo ante la escasez de la vacuna por todo el mundo.

Respecto a cómo tratar de disminuir la violencia, solo nos queda mantenernos alerta, en permanente comunicación con nuestros vecinos y creer tanto en el Ejército como en la Policía, pues la gran mayoría cumple su deber a cabalidad.

Estemos muy atentos del comportamiento de nuestros hijos, no permitamos que frecuenten malas compañías. Todo empieza en casa: si enderezamos su camino a tiempo, evitaremos que sus vidas tomen un equivocado rumbo, en perjuicio de la sociedad.

En fin, apoyémonos y cuidémonos. Si no, al paso que vamos, nuestros días se convertirán en un PERMANENTE DUELO .

La frase del día: «No preguntes que puede hacer tu país por ti, si no, que puedes hacer tu por tu país». John F. Kennedy, discurso de posesión, enero 20 de 1961.