Monseñores, curas y asesinos

Por John Marulanda -November 19, 2020


En el seminario arquidiocesano de Santa Rosa de Cabal, intentaba saber si el llamado al apostolado de Dios era mi destino en esta tierra. Medraba en esas silenciosas aulas una nueva iglesia, supuestamente más militante y comprometida con los pobres y la propuesta tenía el sabor romántico de las órdenes mendicantes del siglo XIII, muy atractivo para jóvenes deseosos de compromiso. La carga del celibato fue mucho para mí y renuncié al sacerdocio. Años después, como comandante militar en áreas azotadas por el ELN y las FARC, percibí simpatía de algunas monjas y curas veredales por los bandoleros que exhibían a Camilo Torres como un profeta elevado al cielo cuando intentaba quitarle el fusil a un soldado, en su primer –y último– combate. El ELN, organizado, entrenado, equipado y sostenido por la dictadura castrista, acogió en 1969 a unos curas aragoneses que llegaron a Colombia a lomo de esa nueva iglesia cristiana, a asesinar soldados, policías y campesinos dizque para liberarnos. Nunca ha sido claro de quién o de qué aún nos quieren liberar. Posteriormente, mientras estudiaba Filosofía e Historia en la U de Santo Tomas, me paseé por los textos del presbiteriano brasileño Rubem Alvez, del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, de Helder Cámara, Paulo Freire, los hermanos Boff, monseñor Gerardo Valencia Cano, el Pacto de las Catacumbas, la Conferencia de Medellín de 1968 y en, fin, la revista Cristianismo y Revolución y otras diletancias para nada liberadoras. “El buen cristiano es un apóstol de la acción”, me aleccionó un dominico.
Acostumbrado a ejecutar sin miramientos a quienes consideraban revisionistas o traidores y arropado en la bandera de la Teología de la Liberación, el ELN asesinó en 1999 al obispo de Arauca, monseñor Jaramillo Monsalve, de 73 años, ejecutado de cuatro disparos de R-15 por la espalda, en absoluto estado de postración. Así marchaba la tal Teología que debía “…siguiendo el ejemplo de Cristo, observar un amor especial por los pobres”.
Medio siglo después de su fundación, el ELN, otro cartel del narcotráfico y la minería ilegal, del crimen organizado transnacional, realiza actos terroristas como el de la Escuela Santander (21 estudiantes muertos) en enero de 2019, comete los peores ecocidios de Latinoamérica con sus voladuras de oleoductos y cuenta con el respaldo del gobierno venezolano mientras el cubano protege a sus octogenarios cabecillas. Gracias a estas circunstancias, la banda ha crecido en pie de fuerza, en armamento y ya hace presencia en la frontera con Perú, en la provincia de Loreto.
En julio de este año, el obispo de Cali, Dario Monsalve, reconocido por su manifiesto amor cristiano por las bandas narcocriminales de las FARC y del ELN, acusó al gobierno de “venganza genocida”, lo que obligó al Vaticano a apartarse de tal pronunciamiento, a todas luces irreal y mentiroso. Un grupo de ciudadanos caleños ha pedido que se releve de su responsabilidad pastoral a este controvertido obispo. Desde otro escenario, en la Comisión de la Verdad, el cura de Roux, su director, otro manifiesto afecto a los objetivos del ELN, impostando mansedumbre y con voz venenosamente queda, adelanta su apostolado ideológico con fondos del mismo sistema que aspira a destruir. Todo eso complementado con la tal JEP, un engendro creado por el secretario del Partido Comunista español, que como se acaba de demostrar, miente descaradamente con el cuento falsificado por uno de sus magistrados sobre un desaparecido en Urabá, que nunca lo fue y que, como es la consigna, lo quieren cargar a la lista de ejecuciones extrajudiciales del Ejército.
Por supuesto que La Habana y Caracas se frotan las manos mientras ven avanzar en Colombia estos fracasados endriagos socialistas, con el avinagrado apoyo de solideos y bonetes. Y de Ak-47, claro. Pero, a pesar de esta ofensiva, la opinión pública colombiana, curtida en violencia y corrupción, continúa en su inmensa mayoría despreciando las propuestas asesinas de la tal Teología de la Liberación.
En este escenario, ojalá y el próximo presidente de Estados Unidos, desarrolle un Plan Colombia II, so pena de que Colombia se convierta en el foco definitivo de miseria comunista para toda la región y esta, en el bocado favorito de China y la amenaza principal a la seguridad de la potencia

Monseñores, curas y asesinos

EL “INCUMPLIMIENTO” COMO ARGUMENTO Y EL “GENOCIDIO” COMO PROPAGANDA

Los voceros farianos ahondan su desprestigio al eco de lemas del mejor estilo comunista. ¡¡Genocidio!!, ¡¡Incumplimiento!!, son sus proclamas favoritas por estos días, en los medios que les dan pantalla y de paso los utilizan para presionar al gobierno por pauta. Los que creemos que hay que acoger y ayudar a quienes durante tantos años estuvieron por el camino equivocado y se arrepintieron, también nos acongojamos por el asesinato de 171 exmiembros de esa organización tenebrosa y criminal.
Pero es mas doloroso como los que impunemente pasean su indignidad, se aprovechan de la muerte de sus ex camaradas para intentar hacer política lastimera imitando el montaje político de la Unión Patriótica e inculpando de un supuesto genocidio al gobierno, desconociendo que son las propia farc las que vienen ultimando a la mayoría de sus excompañeros por asuntos de narcotráfico.
En cuanto al incumplimiento de los acuerdos, son las farc las que no nos han dicho a los colombianos nada sobre sus armas sin entregar, sus niños no devueltos a la sociedad, su indemnización a las víctimas que está en ceros y sus rutas y contactos del narcotráfico que siguen vigentes.
Es un descrédito oir a esos prospectos de tiranas y tiranos, que se mueven en blindados con guardaespaldas de su confianza armados por el gobierno, que chupan millones de nuestros impuestos, con una justicia fabricada a su medida por un comunista español, atacando las instituciones que no pudieron destruir con sus armas. No se dan cuenta que son despreciados por la gran mayoría de colombianos y poco hacen para ganar algún prestigio político que supere su paupérrima cauda electoral de siempre.
Alias Andrés Paris, miembro de la camarilla del fracasado proyecto político-militar, dice en un documento para el congreso del partido “Ellos (Timochenko y Compañía) han hecho una combinación de todos los métodos para destruir el partido. Lo que hay es un proceso interno de conducción consciente de un núcleo que ha tomado la dirección del partido para destruirlo de adentro”. Paris, Fabián Ramírez, ex comandante del Bloque Sur, Julio Rincón, ex comandante del Frente 18 y unos 2000 exguerrilleros han sido expulsados de la Rosa Roja, acusados de “fraccionalistas”.
Así son los marxistas. Mientras se devoran entre ellos, buscan por todos los medios legales e ilegales, semana a semana, destruir las instituciones que los han combatido, para transformarnos de apáticos y no militantes ciudadanos en hambreados trashumantes. Como en Venezuela.